jueves, 3 de diciembre de 2009
Nada cambia
sábado, 14 de noviembre de 2009
Gente grande
El primer día, luego de que operaran a mi familiar, llegó una señora de, supongo, unos 65 años acompañada de su marido. Le habían dado la misma habitación para internarse. Yo estaba sentada en el pasillo leyendo un libro. Veo que ingresan y a la primera de cambio, me cambian el canal del televisor. Perfecto. Entro, los saludo y me siento en una silla. La señora, "divina", le habla a mi familiar que aún estaba bajo los efectos de la anestesia y muy dolorida. Ella no podía hablar con claridad pero intentaba contestar las preguntas de la señora. Al rato, la señora le dice a, vamos a llamarla "S" (mi fliar), que se quede tranquila y callada así se le pasa el dolor, pero esta señora, digamos que "P", seguía hablando y preguntándole cosas! Entonces, en qué quedamos? Comencé a sospechar que "P" no podía quedarse sin charlar durante más de 2 minutos.
En un lapso de más de una hora, la señora "P" insistía con que su marido se fuera a su casa y que volviera por la mañana del día siguiente. El marido deseaba quedarse un rato más, hasta las 21hs y le costó convencerla a su mujer pero pudo hacerlo. Alrededor de las 20.30hs, sonó el celular de "P" y cuando atendía, se cortaba. Según el señor se debía a la escasa señal del móvil. Y quien llamaba no se daba por vencido, por lo que llamó varias veces y siempre pasaba lo mismo, no podían comunicarse. A las 21hs el señor se estaba retirando del hospital y se llevó el celular de "P". A ella la iban a operar a las 12hs del viernes. Así que su marido regresaría a las 10hs. Qué bien, como si fuera poco cuidar a mi familiar, también tenía que cuidar a alguien más. A ver, no me molesta ayudar ni mucho menos, cuando se trata de colaboración me gusta estar presente, pero me sentía agotada. Estuve como dos horas afuera de la habitación, porque hacía mucho calor ahí, me puse a estudiar y me tomé un par de energizantes para mantenerme despierta. Cuando volví, "S" estaba despierta mirando tv y "P" roncaba a más no poder. Puse un poco de música y me senté para hablar con mi familiar hasta que se durmió. Me quedé estudiando toda la madrugada, con el tele encendido para que me diera algo de luz y de paso, música. Al rato, "P" se despierta y apaga el televisor. Me dejó a oscuras y sin poder estudiar. Gracias señora. A las 4 de la mañana entró con todas las ganas un médico para decirle a "P" que le habían adelantado la hora de operación y que debía bañarse antes. Para qué! "P" No quería saber nada con bañarse ahí, dijo que en su casa, antes de salir ya se había bañado tal como le dijo el otro médico. Este muchacho le dijo que él tenía que cumplir con lo que le decía su supervisor y que tenía que irse preparando. El médico le puso el suero y qué se yo. "P" le preguntó de dónde era, porque no tenía tonada cordobesa. Por sus rasgos faciales y su manera de hablar, estoy segura de que era peruano, pero "P" se hizo la tonta y le preguntó, el chico le dijo que no era de Córdoba y nada más. Luego, le preguntó cuánto dinero estaba ganando por trabajar ahí. Pero, qué pregunta desubicada! A lo sumo: ganás bien? Y ya está, si la otra persona quiere darte más detalles, te los dará y chau. En fin... Al rato se fue y la señora se quedó en silencio con la luz apagada hasta que la encendió y empezó a caminar dentro de la habitación. Yo estaba sentada en la silla y puse la cabeza en la cama, para hacerme la dormida. Fue al baño y al salir me vio y dijo: "Ay, pobre piba, como duerme...". Sí señora, ud se cree que con sus ronquidos, con los speed que me tomé, con la entrada brusca del médico y con sus pasos, yo puedo dormir?? "P" no se dio por vencida y parecía que lo hacía a propósito, caminaba de un lado al otro, arrastrando sus pantuflas. Según ella no podía caminar y menos mal que no podía caminar! Porque con lo que recorrió en idas y vueltas ahí adentro, alcanzaba para ir hasta Caleta Olivia. A mí me estaba agarrando torticolis y "P" no se cansaba de caminar! Me harté de perder el tiempo y me puse a estudiar. "P" me contaba sobre su indignación por el cambio de horario y porque la querían bañar y con el suero no podría. A las 7hs me pidió prestado el celular para llamarlo a su marido y decirle que la operaban a las 9hs. Me dictó el número y me lo dijo mal. Se disculpó y me lo dijo bien. AL finalizar, no sabía cómo cortar. Le indiqué que con la tecla roja y lo pudo hacer. "Ay qué linda foto que tenés acá! Sos vos con quién?" Le dije que "con mi hermana", o sea, Iren. Seguí estudiando y una serie de preguntas me atropellaron, a las cuales respondí con paciencia una por una.
A las 8hs tenía que llegar mi viejo para cuidar y darle el desayuno a "S" así yo podía irme a hacer el examen para el que había estudiado. Eran las 8.15hs y yo le daba el desayuno porque mi padre estaba atascado en el caos del centro. Genial. Ya a esa altura me alteré. Terminé de darle el te y me fui corriendo, corriendo en serio, tenía que encontrar un taxi que me llevara rápido para no perder el horario del examen. En la calle me lo encuentro a mi viejo y me llevó. Por ir por un camino que no conocíamos, nos perdimos. Carton lleno.
Llegué justito al examen y cuando me senté y ví las consignas, me arrepentí de estar allí. Había estudiado pero con el cansancio que tenía (no sólo físico), no podía pensar. Estaba bloqueada. Y qué pasó? Me fue mal, muy mal. Puedo decir que reprobé la materia y tengo que estudiar para rendir esa asignatura que mucho no me agrada.
Volví al hospital y "P" ya no estaba. Claro, había demasiada tranquilidad y cuando la trajeron, al ratito nomás ya estaba hablando. En ese momento sí que me dio cosita verla mal y dolorida pero bueno, es así. A la tarde ya me fui de ahí y me puse a estudiar...
lunes, 9 de noviembre de 2009
Sensibilidad
domingo, 18 de octubre de 2009
Día de la madre
miércoles, 14 de octubre de 2009
Son inocentes...
- "Y ahora qué mierda querés? Dale hijo de puta que estoy apurado, no ves? Dejá de hinchar los huevos otario, que me tengo que ir!". Esa frase muy desagradable la dijo el padre, a su niño que le calculo unos 5 años.
Con mi amiga nos quedamos atónitas. ¿Cómo puede una persona expresarse así con un nene? ¿Qué necesidad de darle ese trato a tu hijo? Es sólo un pequeño inocente que no merece que le hablen de esa manera. No hay forma de imaginarme tratándolos así a mis hijos. Me indigna al igual que aquellos padres que les pegan... Claro que hay niños terribles y con problemas de conducta pero creo que eso está ligado a la educación que les dan los padres y a la dedicación, entre otros factores y nada justifica un golpe.
Quisiera que cierta gente se preocupara más por la educación de sus hijos y cambiaran muchas cosas.
Alguien, hace mucho, me dijo una vez:
"Chechi, no hay escuela de padres, ellos intentan hacer las cosas lo mejor que pueden. Cuando vos seas madre, y recordá esto muy bien, no te va a salir todo como vos pensás y querés pero sí podés esforzarte por conseguirlo y eso también vale".
Y cuánta razón tiene!
domingo, 11 de octubre de 2009
Querés ser flaco? Aquí la solución...
jueves, 24 de septiembre de 2009
Un chicle en el zapato
Hoy en vez de ser la espina, me dedicaré a un triste chicle abandonado en el piso. No es detestable ir caminando por la vereda y de repente sentir que algo se te pegó en el zapato o zapatilla?
Y digo yo, con qué necesidad la gente tira el chicle en la calle en vez de hacerlo en un cesto de basura? Tanto trabajo les cuesta retenerlo un poco más en la boca hasta encontrar un tachito? Sino, de última, envolvelo en un papel que tengas y lo guardás. Pero no, es muchísimo más fácil tirarlo al piso. Total si viene alguien y lo pisa pues bueno, "qué importa, no es mi zapato". Y así es como nos vamos haciendo más individualistas...
Por favor gente, depositen los chicles y lo que no quieran más en el canasto de la basura, que para algo está! Y de paso no contaminamos el medio ambiente. Seamos educados y tomemos conciencia!
martes, 1 de septiembre de 2009
Palabras que delatan
viernes, 24 de julio de 2009
¡Qué tiempos aquellos! Primera parte
Los muñequitos sugus, que venían junto con los caramelos masticables, me hartaba de comprar esos caramelos! Y hasta hoy en día los como, pero muy de vez en cuando porque son tan duros (creo que tengo un concepto distinto de "masticable", no sé...), que me hacen doler los dientes y como estoy en tratamiento odontológico, no quiero arruinar lo que me vengo bancando hace meses. No sólo tengo esos tres muñecos, también otros más.
Las figuritas de pokemón, quién no ha jugado con ellas? Yala, yala, nola, nola, nola. Me cambiás esa? Sí, pero por tres, porque es muy difícil de conseguir. Te la cambio por dos y una moneda de $0,10. Mmm... Dale. (en aquella época, el paquete de figus salía $0,25). No sólo eran de pokemón, sino que venían de cualquier cosa. Y era encontrarse con quien juntara del mismo tipo y jugar tirándolas contra la pared. Además estaban los tazos, y valían como las figus. También tengo muñequitos de pokemón y hasta tenía mi pokebola! Bueno...
El famoso cubo rubik: Cuántos de nosotros no se ha pasado "sus minutos" intentando armar el cubito de porquería? Si no lo podés armar, lo terminás odiando... Ese de la foto me lo regalaron cuando iba a primer grado (primaria), y sólo he podido armar una cara, más es imposible para mí. Quien lo haya armado completo tiene mi admiración, ya que se requiere de mucha paciencia e ingenio, que hasta el momento yo no he demostrado por medio del cubo.
Los tickets de los patios de juegos: A veces considero que era adictivo ir a esos lugares en los que te metías y tenías mil juegos para entretenerte (mil es una forma de decir, cuando uno es chico ve todo más grande e importante). Te asomabas a la vidriera a fijarte cuántos tickets te faltaban para llevarte esa pulserita que tanto te gustaba o ese auto con luces y sonidos. Jugabas hasta que consiguieras el número de tickets que necesitabas para obtener lo que querías. Y ahí estaban presentes nuestros padres, tíos, hermanos y hasta abuelos que en ocasiones aprovechaban la situación para volverse tan chicos como lo éramos nosotros. Y me río porque ahora estoy del otro lado, cada vez que llevo a mis nenes a esos juegos, recuerdo esa época, cuando salieron los juegos electrónicos y estaba de moda ir al pelotero.
Las canicas o bolitas: Generalmente, y me atrevo a decir que la mayoría eran varones los que las juntaban. Era intercambiarlas y fijarse en qué estado estaban, si convenía o no el trueque. Dibujar el círculo con un trozo de rama, o una piedra (porque las calles eran de tierra), allí a meter las canicas y a probar suerte. Tengo mi colección de bolitas intacta... Hace unos meses le compré a mi nene 100 canicas y qué las hizo? No sé. Las tiene por ahí tiradas, con todos sus juguetes y no les lleva el apunte. Qué bárbaro...
Las fibras Fabercito: ¡Ay, cómo adoraba esas fibras! Horas y horas pintando con ellas. Me compraban libritos para colorear y yo sentadita en la mesa, tranquila, muy compenetrada en el trámite de la pintura. El año pasado me compré un paquete de esas fibras, las ví y me emocioné. Actualmente las tengo en su envoltura y están en perfecto estado. Eso si, no se las presto a nadie porque si me las arruinan, puedo tener un ataque de nervios. Já. Sí, admito que puedo volverme obsesiva con las cosas. Pero no me teman, soy buenita.
El juego de tazas: En el cual se incluían, los platitos de las tazas, estas últimas, la bandejita, la tetera, y la azucarera. Si se caían al piso, olvidáte, chau juego.
Se suman esos animalitos que se ven en la foto, no recuerdo de qué colección eran pero tengo muchos.
El yo-yo: Al principio venían los yo-yo comunes. Ya después se incorporó el que tenía luces y era toda una novedad! Competencia, quién lo hacía mejor. Apuestas? Dinero, centavos... Todo un reto.
El trompo: No era muy común ver a niñas jugando a esto, pero las había. Yo un par de veces jugué...
El balero: Una y otra vez intentando envocarle... Si no podías era un embole total (para mí).
El tiki taka o taka taka: A esto sí que me cansaba de jugar! Si me habré golpeado con esas pelotas... Pero un día lo conseguí, pude concretar el objetivo del juego. En enero de este año, le mostré a mi nene cómo lo hacía y me miraba con admiración, pero se ponía mal porque no le salía. El entusiasmo le duró una semana (como mucho), ya ni se acuerda.
Las Barbies: Las muñecas favoritas, ellas tan perfectas... y tan irreales. Barbie ejecutiva, en la playa, cocinera, niñera, veterinaria y vaya a saber cuántos oficios o profesiones más ejercía. El punto era que ella simpre estaba preciosa. La mina no tenía una miserable arruga ni un rollito. Claro, la mujer perfecta lejos! Un pequeño detalle... No existe nadie como ella y hay mujeres mejores.
Los juegos de mesa: Ideales para los días de lluvia, o en aquellos que no se podía salir afuera. Dados, fichitas, tablero. Lo que recuerdo patente es que nunca tuve el juego de la oca. Ahora ya de grande me compré uno. Y de chica con los juegos que tenía jugaba sola. Yo era los dos participantes...